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Fast Fashion

Foto del escritor: Karen BurciagaKaren Burciaga

Actualizado: 12 mar 2023

La sociedad actual se caracteriza por un excesivo consumo y la moda no es la excepción. Se puede observar cómo cada año se genera una gran cantidad de prendas que tienen una vida útil muy corta. Estas prendas se vuelven populares temporalmente al seguir las tendencias actuales, pero rápidamente son reemplazadas por nuevas tendencias (Menéndez N. 2023).


Actualmente, la fabricación de prendas de vestir y textiles constituye alrededor del 5% del comercio global de productos manufacturados, siendo la cuarta industria más representativa (Mira D. 2018).


Esto es conocido como "moda rápida" o "fast fashion", que se caracteriza por la aceleración constante en los procesos de producción. Con el tiempo, nuestro patrón de consumo en la moda ha tendido a ser más impulsivo y menos reflexivo, lo cual tiene graves consecuencias ambientales (Menéndez N. 2023).

Figura 1. Fast Fashion, el espejismo de los precios bajos de alto potencial contaminante


¿Qué entendemos por fast fashion?

La moda rápida es un término que se refiere a la introducción constante de colecciones de ropa que siguen las últimas tendencias de moda, las cuales son diseñadas y producidas a una velocidad acelerada y a bajo costo. Esta práctica permite a los consumidores acceder a prendas novedosas a precios asequibles de manera continua, a través de aproximadamente 50 colecciones al año, en contraposición a las tradicionales colecciones anuales de primavera/verano y otoño/invierno.


El comportamiento consumista actual ha llevado a que, en promedio, una prenda nueva sea utilizada solo siete veces antes de ser desechada, y en las últimas dos décadas ha habido un aumento del 400% en el consumo de ropa a nivel global (Mira D. 2018).


Con el fin de cumplir con los plazos impuestos por la moda rápida, la producción de prendas se realiza generalmente en países del sur de Asia, como Bangladesh, India, Camboya, Indonesia, Malasia, Sri Lanka y China, donde las condiciones laborales son precarias.

Figura 2. La fast fashion daña al ambiente y degrada a la sociedad


Las condiciones de trabajo extremadamente deficientes, que incluyen salarios muy bajos, representan un problema ético y una clara forma de explotación laboral, así como una violación de los derechos humanos, que incluye la explotación laboral infantil y el trabajo forzado. Los trabajadores en los países donde se producen prendas de moda rápida suelen trabajar largas jornadas laborales, que van desde 14 a 16 horas al día.


Asimismo, todos estos problemas relacionados con la moda rápida, están relacionados con la contaminación y el uso excesivo de recursos naturales, lo que representa una amenaza para un futuro sostenible y una relación equilibrada con la naturaleza (Greenpeace 2021).


El impacto ambiental de la fast fashion

Según el informe Pulse of the Fashion Industry elaborado por Global Fashion Agenda y Boston Consulting Group, se prevé que el consumo de agua, las emisiones de CO2 y la producción de residuos aumentarán entre un 50 y un 63% para 2030, en línea con las tendencias de consumo actuales y las proyecciones de crecimiento (Mira D. 2018).


A pesar de que muchas prendas de vestir se encuentran en buen estado, su corta vida útil hace que muchas de ellas terminen en la basura. Un estudio de la Fundación Ellen MacArthur encontró que, entre 2002 y 2016, se redujo en un 36% la cantidad de veces que se utiliza la ropa. Además, el estudio reveló que en algunos casos la ropa solo se utiliza entre siete y diez veces antes de desecharla.

Figura 3. Desierto de Atacama: hay una montaña de 100 mil toneladas de ropa sin usar


La industria de la moda, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, ocupa el segundo lugar como contaminante más grande. Se estima que consume alrededor de 93 mil millones de litros de agua por año, lo que es suficiente para proporcionar agua a cinco millones de personas. Esta cifra representa aproximadamente el 20 por ciento del total de agua desperdiciada en el mundo.


La moda también contribuye entre un 8 y un 10% a las emisiones de carbono a nivel global, una cantidad comparable a las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la Unión Europea en su conjunto, e incluso mayores que las generadas por todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo. Asimismo, el lavado de ropa produce alrededor de 500,000 toneladas de microplásticos al año, que acaban en los océanos.


Cada año se manufacturan alrededor de 150 mil millones de prendas, que representan 63 millones de toneladas. Según estimaciones, alrededor del 30% de este total nunca se vende y se calcula que la mitad de la ropa producida se descarta en menos de un año (Jimenez M. 2022). Encima, cada segundo se desperdician o incineran el equivalente a un camión lleno de ropa, lo que equivale a 2.6 toneladas. La producción de ropa es costosa bajo el modelo actual, ya que se requieren unos 2.700 litros de agua para fabricar una sola camisa de algodón (Greenpeace 2021).

Figura 4. El fast fashion...


Consejos para evitar convertirse en víctima de la fast fashion

  • Limita tu consumo excesivo. Es probable que encuentres muchas prendas que te gusten, pero antes de comprarlas es importante reflexionar si realmente las necesitas o son funcionales para ti. Sé práctico y piensa en lo que usas en tu día a día. Evita dejarte llevar por el impulso instantáneo y trata de comprar de manera más racional y menos emocional.

  • Reutilizar prendas es fundamental para frenar el consumo excesivo de ropa. La moda de segunda mano ha experimentado un gran aumento de popularidad en los últimos años y se puede encontrar no solo en tiendas especializadas, sino también a través de aplicaciones móviles. Aprovechar esta opción es una excelente manera de apoyar la moda sostenible y reducir la cantidad de ropa nueva producida.

  • Revisa tu armario y dona o intercambia ropa con personas de tu entorno. Una prenda que ya no te sirve puede ser de gran valor para alguien más y viceversa. Habla con amigos y familiares para intercambiar prendas y renovar tu armario sin generar residuos textiles adicionales.

  • Repara las prendas en vez de desecharlas. A pesar del uso, es común que las prendas presenten algún tipo de defecto. No obstante, esto no implica necesariamente que debas deshacerte de ellas. Si se han roto las costuras, puedes coserlas, si ya no te sirve debido a un cambio de talla, quizás puedas modificarla, si la cremallera está dañada, puedes reemplazarla por una nueva, etc.

  • Para contribuir a la sostenibilidad, una opción es elegir marcas que tengan un compromiso con el medio ambiente y una producción ética. Aunque estas marcas suelen ser menos populares y más pequeñas que las grandes empresas internacionales, es una buena idea considerar comprar ropa de estas marcas. (Menéndez N. 2023).

Figura 5. ¡Di NO al Fast Fashion!


Conclusión

En los últimos años, se ha visto una tendencia en la producción de moda que fomenta el consumo desenfrenado al ofrecer constantemente nuevas prendas y colecciones, generando un deseo de consumir y propiciando compras compulsivas. Este enfoque de producción tiene un impacto negativo en el medio ambiente y promueve la explotación laboral en países en desarrollo. Sin embargo, es posible optar por una forma más sostenible de consumir ropa (Menéndez N. 2023).





Referencias

Jimenez M. (2022). El fast fashion, la segunda industria más contaminante. Las empresas verdes.

Menéndez N. (2023). Fast Fashion: ¿qué es y qué consecuencias tiene? Médico.

Mira D. (2018). ¿Qué es el 'fast fashion' y por qué está haciendo de la moda un negocio insostenible? conTREEbute.

Greenpeace. (2021). Fast fashion: de tu armario al vertedero. Greenpeace México.



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